1. En México: si la llamada “delincuencia organizada”, la “Familia Michoacana” y los “Misteriosos desaparecedores”, no se manifiestan con mayor fuerza, que lleven al país a peores condiciones de ingobernabilidad –incluso a la renuncia del presidente ilegítimo Felipe Calderón- 2011 será un año de golpes políticos entre partidos, lo que llaman “patadas bajo la mesa” y hasta asesinatos; surgimiento de candidaturas y, al final, tradicionales campañas políticas abiertas. Reitero que en política no existen los adivinos, los que digan lo que va a suceder, las visiones infalibles y seguras; lo que se registran son análisis, opiniones, búsqueda continua, adelanto de juicios. Lo que observo es un apoyo total del empresariado, de los medios de información, de los EEUU al candidato del PRI Peña Nieto; el lanzamiento del ex rector Juan Ramón de la Fuente por el PRD y PAN y a un López Obrador radicalizado apoyado por PT.
2. No contemplo al abogado empresarial, alias la ardilla maromera, Fernández de Cevallos como candidato del PAN (¿que tal si sus secuestradores le ordenaron ser candidato y él tiene que obedecer?), tampoco a los tontitos exsecretarios de Educación Pública: Josefina Vázquez o Lujambio; mucho menos al dog Lozano o al jefazo de guarderías Juan Molinar, o a cualquier panista de relleno para negociar con el PRI. Tampoco creo a Ebrard confrontándose con López Obrador para ser el candidato de los “chuchos” cuando éstos van a preferir a Juan Ramón de la Fuente para la candidatura común con el PAN. En mi “bola de cristal” tampoco se asoman los priístas Beltrones o Paredes queriendo aguarle la fiesta a Salinas-Peña Nieto. El ex priísta y ex rector, así como Peña Nieto, harán una campaña ubicada totalmente en la legalidad y gobernarán como todos. AMLO tendrá que ser radicalmente distinto o declararse muerto.
3. Lo que no me gustaría ver es que se siga engañando al pueblo mexicano, como ha sucedido durante casi un siglo, con campañas políticas que sólo sirven para dilapidar miles de millones de pesos en TV, radio, prensa escrita, carteles, mantas, regalos, camiones, camionetas, automóviles, aviones, restaurantes, vinos, etcétera. La realidad es que no se cuantos cientos de miles de empleos o camas de hospital pudieran crearse con ese dinero, pero seguro que eso sí será útil comparado con la basura que significan las campañas políticas. Pero éstas nunca podrán desaparecer porque las campañas, las elecciones y los votos, les sirven a la clase dominante para legitimar lo que antes han acordado. El 99 por ciento no sabía nada de Peña Nieto, nunca lo había visto, pero bastó con que Televisa lo hiciera su candidato para recibir el apoyo de los empresarios, de los EEUU y para que ahora sea presentado como el más favorecido en las encuestas.
4. López Obrador estuvo casi dos años –desde 2004- en primer lugar de las encuestas porque, a pesar de algunas declaraciones, los empresarios no le tenían miedo y sabían que sería más de lo mismo; pero apenas empezó la campaña que decía: “Obrador es amigo de Chávez y un peligro para México”, los empresarios y los intelectuales vendidos, voltearon su apoyo al católico, proempresario y derechista Calderón. Cuando Fox, los empresarios y los EEUU decidieron que “por ningún motivo AMLO llegaría” –que quizá fueron tres o cuatro meses antes de las elecciones- ni que éste tomara la determinación de arrodillarse pidiendo perdón, lograba la Presidencia. Los tontitos que hablan de errores ignoran que a pesar de la timidez de AMLO en sus críticas, los empresarios, el clero y la derecha saben quienes son “un peligro”, aunque les hagan caravanas electorales o les den regalos. López Obrador, en mi entender, ya no pasará.
5. Obviamente siguen habiendo tontitos que creen que el voto es libre y que cada elector decide por quien sufragar. Piensan muchos ilusamente en que aparecerá el espíritu por arriba y le iluminará el alma del elector para que vote por el más bueno y el más justo. Olvidan que la pobre cabecita del elector recibe dosis diaria, cada hora, de la TV y la Radio, de las paredes infestadas de propaganda, de los visitantes cargados de regalos y promesas, así como de los compadres y “líderes naturales” que les han llenado las bolsas de dinero. En México los más tontitos han creído desde hace un siglo que el fraude se hace en el conteo de los votos; jamás han entendido que se hace “bajo el agua”, entre bambalinas, durante los seis últimos meses de campaña pública: se recogen miles de millones para la campaña, se contratan negocios, se comprometen cargos, se pagan a millones de activistas, hasta que el pobre elector se convierte en autómata.
6. A pesar del odio militante que la izquierda radical profesa contra los grandes burgueses y empresarios explotadores, no se puede mandar al carajo también a toda la socialdemocracia o centro izquierda que anda en procesos electorales; tampoco a las posiciones verticalistas y autoritarias que juegan a la radicalidad. Es necesario seguir buscando –como se busca una aguja en un pajar- alguna oportunidad para que todas las centro izquierdas e izquierdas unifiquen sus fuerzas con el movimiento social. Siento que López Obrador –que será bloqueado en todos los frentes, en el más importante el del dinero necesario para su campaña- al tener la última oportunidad, tendrá que jugársela con todo. Si comienza aceptando todas las reglas y se dedica a seguirlas, hará el ridículo absoluto. Tampoco podrá pensar que podrá levantar un movimiento ciudadano como el de 2005 del desafuero. Las condiciones han cambiado.
7. López Obrador podría ser la única carta diferente si logra radicalizar más su discurso y con ello moviliza a las masas campesinas, obreras, mujeres, empleados, sobre todo a los jóvenes radicalizados. Durante un siglo las elecciones han servido exclusivamente para engañar y desmovilizar al pueblo; si López Obrador al fin se decide a llamarle las cosas por su nombre, las campañas anti AMLO que hará la televisión y pagarán los empresarios, servirá de propaganda para hacer crecer el movimiento entre el pueblo. Es más, miles de izquierdistas despertarán para hacer grande el movimiento que ante un fraude puede convertirse en un levantamiento real. Por el contrario, si la campaña electoral se hace siguiendo las reglas y prohibiciones, el PRI, con el apoyo de la extrema derecha, triunfará sin oposición real. Estas semanas y meses debe aprovechar AMLO para realizar los contactos necesarios con todos, todas las organizaciones de izquierda y el movimiento social.
2. No contemplo al abogado empresarial, alias la ardilla maromera, Fernández de Cevallos como candidato del PAN (¿que tal si sus secuestradores le ordenaron ser candidato y él tiene que obedecer?), tampoco a los tontitos exsecretarios de Educación Pública: Josefina Vázquez o Lujambio; mucho menos al dog Lozano o al jefazo de guarderías Juan Molinar, o a cualquier panista de relleno para negociar con el PRI. Tampoco creo a Ebrard confrontándose con López Obrador para ser el candidato de los “chuchos” cuando éstos van a preferir a Juan Ramón de la Fuente para la candidatura común con el PAN. En mi “bola de cristal” tampoco se asoman los priístas Beltrones o Paredes queriendo aguarle la fiesta a Salinas-Peña Nieto. El ex priísta y ex rector, así como Peña Nieto, harán una campaña ubicada totalmente en la legalidad y gobernarán como todos. AMLO tendrá que ser radicalmente distinto o declararse muerto.
3. Lo que no me gustaría ver es que se siga engañando al pueblo mexicano, como ha sucedido durante casi un siglo, con campañas políticas que sólo sirven para dilapidar miles de millones de pesos en TV, radio, prensa escrita, carteles, mantas, regalos, camiones, camionetas, automóviles, aviones, restaurantes, vinos, etcétera. La realidad es que no se cuantos cientos de miles de empleos o camas de hospital pudieran crearse con ese dinero, pero seguro que eso sí será útil comparado con la basura que significan las campañas políticas. Pero éstas nunca podrán desaparecer porque las campañas, las elecciones y los votos, les sirven a la clase dominante para legitimar lo que antes han acordado. El 99 por ciento no sabía nada de Peña Nieto, nunca lo había visto, pero bastó con que Televisa lo hiciera su candidato para recibir el apoyo de los empresarios, de los EEUU y para que ahora sea presentado como el más favorecido en las encuestas.
4. López Obrador estuvo casi dos años –desde 2004- en primer lugar de las encuestas porque, a pesar de algunas declaraciones, los empresarios no le tenían miedo y sabían que sería más de lo mismo; pero apenas empezó la campaña que decía: “Obrador es amigo de Chávez y un peligro para México”, los empresarios y los intelectuales vendidos, voltearon su apoyo al católico, proempresario y derechista Calderón. Cuando Fox, los empresarios y los EEUU decidieron que “por ningún motivo AMLO llegaría” –que quizá fueron tres o cuatro meses antes de las elecciones- ni que éste tomara la determinación de arrodillarse pidiendo perdón, lograba la Presidencia. Los tontitos que hablan de errores ignoran que a pesar de la timidez de AMLO en sus críticas, los empresarios, el clero y la derecha saben quienes son “un peligro”, aunque les hagan caravanas electorales o les den regalos. López Obrador, en mi entender, ya no pasará.
5. Obviamente siguen habiendo tontitos que creen que el voto es libre y que cada elector decide por quien sufragar. Piensan muchos ilusamente en que aparecerá el espíritu por arriba y le iluminará el alma del elector para que vote por el más bueno y el más justo. Olvidan que la pobre cabecita del elector recibe dosis diaria, cada hora, de la TV y la Radio, de las paredes infestadas de propaganda, de los visitantes cargados de regalos y promesas, así como de los compadres y “líderes naturales” que les han llenado las bolsas de dinero. En México los más tontitos han creído desde hace un siglo que el fraude se hace en el conteo de los votos; jamás han entendido que se hace “bajo el agua”, entre bambalinas, durante los seis últimos meses de campaña pública: se recogen miles de millones para la campaña, se contratan negocios, se comprometen cargos, se pagan a millones de activistas, hasta que el pobre elector se convierte en autómata.
6. A pesar del odio militante que la izquierda radical profesa contra los grandes burgueses y empresarios explotadores, no se puede mandar al carajo también a toda la socialdemocracia o centro izquierda que anda en procesos electorales; tampoco a las posiciones verticalistas y autoritarias que juegan a la radicalidad. Es necesario seguir buscando –como se busca una aguja en un pajar- alguna oportunidad para que todas las centro izquierdas e izquierdas unifiquen sus fuerzas con el movimiento social. Siento que López Obrador –que será bloqueado en todos los frentes, en el más importante el del dinero necesario para su campaña- al tener la última oportunidad, tendrá que jugársela con todo. Si comienza aceptando todas las reglas y se dedica a seguirlas, hará el ridículo absoluto. Tampoco podrá pensar que podrá levantar un movimiento ciudadano como el de 2005 del desafuero. Las condiciones han cambiado.
7. López Obrador podría ser la única carta diferente si logra radicalizar más su discurso y con ello moviliza a las masas campesinas, obreras, mujeres, empleados, sobre todo a los jóvenes radicalizados. Durante un siglo las elecciones han servido exclusivamente para engañar y desmovilizar al pueblo; si López Obrador al fin se decide a llamarle las cosas por su nombre, las campañas anti AMLO que hará la televisión y pagarán los empresarios, servirá de propaganda para hacer crecer el movimiento entre el pueblo. Es más, miles de izquierdistas despertarán para hacer grande el movimiento que ante un fraude puede convertirse en un levantamiento real. Por el contrario, si la campaña electoral se hace siguiendo las reglas y prohibiciones, el PRI, con el apoyo de la extrema derecha, triunfará sin oposición real. Estas semanas y meses debe aprovechar AMLO para realizar los contactos necesarios con todos, todas las organizaciones de izquierda y el movimiento social.
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