Qué fue de aquel floreciente cine mexicano y su época de oro? Y no es nostalgia, sino parte de la cruda realidad nacional: se lo engulló la corrupción, la falta de financiamiento, la privatización, la transculturación y la extranjerización disfrazada de globalización, y a estas alturas del partido poco queda de aquella boyante industria nacional, a pesar del gran talento existente y los mayores esfuerzos que realizan no pocos productores, guionistas, directores y actores, quienes exprimen las piedras para contar con recursos y sudan la gota gorda para sacar adelante sus creaciones y exhibir su obra en la oligopolizada cadena de distribución, si algún día lo permiten.
Triste realidad en un país de creadores, que deben enfrentar todo tipo de adversidades y desventajas en un ambiente dominado por las producciones hollywoodescas, de la mano del oligopolio en la cadena de distribución y exhibición. "La escasez de financiamiento, la gran competencia de las producciones de Hollywood, la falta de iniciativas conjuntas y asociativas entre los integrantes de la industria mexicana, la debilidad normativa y legal que rige esta industria, la falta de políticas públicas integradas que promuevan la producción cinematográfica, y las restricciones a la distribución e internacionalización, inhiben la producción de esta industria".
A esa conclusión llega el informe La Industria cinematográfica en México y su participación en la cadena global de valor (Jorge Mario Martínez Piva, Ramón Padilla Pérez, Claudia Schatan Pérez y Verónica Vega Montoya), elaborado por la Cepal y la Red Mercosur (www.eclac.org/mexico/publicaciones/xml/8/42088/2010-74-Serie_122-L.981-Ind._cinematog._M%C3%A9xico.pdf, para quienes de-seen leer sus 53 páginas), el cual también subraya que "si bien es prometedora, la industria cinematográfica en México enfrenta enormes desafíos que tienen que ver con una difícil convivencia entre las producciones de capital extranjero y la inserción de la cinematografía mexicana en el mercado nacional e internacional; la concentración de los medios de distribución; la concentración de los medios de exhibición, y las limitaciones de financiamiento para esta actividad".
Difícilmente analizado fuera del ámbito de la cultura, el tema de la industria cinematográfica mexicana es abordado en el marco económico-financiero por dichas instituciones, que destacan los nocivos efectos que también en este sector estratégico ha provocado la cadena privatización-extranjerización: “A finales de los 70 y principios de los 80, este sector fue desmantelado al quitarle el apoyo del Estado y tras la liquidación del Banco Nacional Cinematográfico. De esta forma, desapareció la estrategia nacional que se había labrado desde 1939 con Lázaro Cárdenas… Durante algunos años la industria cinematográfica mexicana se volvió completamente privada y caracterizada por bajos costos y menor calidad. A partir de 1989 y hasta 1993, se liquidaron, fusionaron y vendieron diversas empresas paraestatales (…) y entre 1989 y 1997 se presentó una caída constante de la producción cinematográfica nacional (de más de 90 películas al año a tan sólo nueve)”.
Sólo a raíz de que el Estado retomó (no con el mismo vigor) el financiamiento de producciones cinematográficas nacionales es que comienza a registrase avance en el sector, "a pesar de no lograr todavía los niveles de la época de oro (136 producciones en 1957). La composición del financiamiento ha cambiado significativamente: a principios de los 90, menos de 20 por ciento del total eran fondos públicos; en 2008 éstos representaron 80 por ciento. Cuando se habla de una producción mexicana, nos referimos a que 100 por ciento del capital es de origen nacional. En 2008 la industria mexicana produjo 70 películas, 57 apoyadas por fondos públicos y el resto con capital totalmente privado".
En México la política pública de apoyo a la industria cinematográfica ha pasado por diversas etapas: “en la época de sustitución de importaciones y fuerte presencia del Estado en la actividad económica, fue considerada una industria estratégica y apoyada con amplios recursos financieros y organizacionales. En los 90 se contrajo el apoyo público, en línea con el nuevo modelo económico de laissez faire, que otorga a las fuerzas de mercado un papel central. En años recientes las políticas públicas de apoyo al sector se han reactivado, en particular en materia de fondos de apoyo para la creación. Estos han sido efectivos para incrementar el número de producciones, pero pocas de ellas han sido rentables. Dichos fondos son pequeños como para apoyar producciones comerciales que compitan directamente con el cine estadunidense predominante, y también para contar con recursos que promuevan y comercialicen las películas”.
El sector público debe desempeñar un papel activo. "Se sugiere diseñar, ejecutar y evaluar políticas que lleven a vigorizar la capacidad de los productores mexicanos para realizar obras de mayor calidad y potencial de ser comercializadas en el exterior, pues actualmente un número reducido de ellas se exporta con éxito y también un número reducido es rentable en términos económicos. Se reconoce que las políticas públicas deben tomar en cuenta que, además de los beneficios económicos directos para los productores, la industria cinematográfica tiene una gran cantidad de efectos directos e indirectos en materia de empleo, inversión y adquisición de bienes y servicios, además de su valor intangible como mecanismo para fortalecer valores, cultura e identidad nacional, así como de difusión cultural y promoción en el extranjero".
En distribución y exhibición de películas, el oligopolio conformado por 20th Century Fox, Disney, Sony, Warner Brothers, Universal y Paramount acapara 90 por ciento del total mundial. En 2009, éstas representaron 73 por ciento de los ingresos de taquilla en México (578 millones de dólares). Además, los gustos de los espectadores moldeados según el estilo de Hollywood y el potencial de ganancia para las empresas exhibidoras hacen que las distribuidoras de cine extranjero independiente o de cine mexicano se repartan tan sólo 27 por ciento restante de los ingresos de taquilla del cine en México, país que en 2009 se ubicó en el quinto lugar mundial en términos de asistencia, con 180 millones de boletos vendidos, sólo por debajo de India, Estados Unidos, China y Francia. En el mismo año, Cinépolis atrajo 57.3 por ciento de los espectadores mexicanos, Cinemex 15.1, MM Cinemas 12.5 y Cinemark 6.8.
Triste realidad en un país de creadores, que deben enfrentar todo tipo de adversidades y desventajas en un ambiente dominado por las producciones hollywoodescas, de la mano del oligopolio en la cadena de distribución y exhibición. "La escasez de financiamiento, la gran competencia de las producciones de Hollywood, la falta de iniciativas conjuntas y asociativas entre los integrantes de la industria mexicana, la debilidad normativa y legal que rige esta industria, la falta de políticas públicas integradas que promuevan la producción cinematográfica, y las restricciones a la distribución e internacionalización, inhiben la producción de esta industria".
A esa conclusión llega el informe La Industria cinematográfica en México y su participación en la cadena global de valor (Jorge Mario Martínez Piva, Ramón Padilla Pérez, Claudia Schatan Pérez y Verónica Vega Montoya), elaborado por la Cepal y la Red Mercosur (www.eclac.org/mexico/publicaciones/xml/8/42088/2010-74-Serie_122-L.981-Ind._cinematog._M%C3%A9xico.pdf, para quienes de-seen leer sus 53 páginas), el cual también subraya que "si bien es prometedora, la industria cinematográfica en México enfrenta enormes desafíos que tienen que ver con una difícil convivencia entre las producciones de capital extranjero y la inserción de la cinematografía mexicana en el mercado nacional e internacional; la concentración de los medios de distribución; la concentración de los medios de exhibición, y las limitaciones de financiamiento para esta actividad".
Difícilmente analizado fuera del ámbito de la cultura, el tema de la industria cinematográfica mexicana es abordado en el marco económico-financiero por dichas instituciones, que destacan los nocivos efectos que también en este sector estratégico ha provocado la cadena privatización-extranjerización: “A finales de los 70 y principios de los 80, este sector fue desmantelado al quitarle el apoyo del Estado y tras la liquidación del Banco Nacional Cinematográfico. De esta forma, desapareció la estrategia nacional que se había labrado desde 1939 con Lázaro Cárdenas… Durante algunos años la industria cinematográfica mexicana se volvió completamente privada y caracterizada por bajos costos y menor calidad. A partir de 1989 y hasta 1993, se liquidaron, fusionaron y vendieron diversas empresas paraestatales (…) y entre 1989 y 1997 se presentó una caída constante de la producción cinematográfica nacional (de más de 90 películas al año a tan sólo nueve)”.
Sólo a raíz de que el Estado retomó (no con el mismo vigor) el financiamiento de producciones cinematográficas nacionales es que comienza a registrase avance en el sector, "a pesar de no lograr todavía los niveles de la época de oro (136 producciones en 1957). La composición del financiamiento ha cambiado significativamente: a principios de los 90, menos de 20 por ciento del total eran fondos públicos; en 2008 éstos representaron 80 por ciento. Cuando se habla de una producción mexicana, nos referimos a que 100 por ciento del capital es de origen nacional. En 2008 la industria mexicana produjo 70 películas, 57 apoyadas por fondos públicos y el resto con capital totalmente privado".
En México la política pública de apoyo a la industria cinematográfica ha pasado por diversas etapas: “en la época de sustitución de importaciones y fuerte presencia del Estado en la actividad económica, fue considerada una industria estratégica y apoyada con amplios recursos financieros y organizacionales. En los 90 se contrajo el apoyo público, en línea con el nuevo modelo económico de laissez faire, que otorga a las fuerzas de mercado un papel central. En años recientes las políticas públicas de apoyo al sector se han reactivado, en particular en materia de fondos de apoyo para la creación. Estos han sido efectivos para incrementar el número de producciones, pero pocas de ellas han sido rentables. Dichos fondos son pequeños como para apoyar producciones comerciales que compitan directamente con el cine estadunidense predominante, y también para contar con recursos que promuevan y comercialicen las películas”.
El sector público debe desempeñar un papel activo. "Se sugiere diseñar, ejecutar y evaluar políticas que lleven a vigorizar la capacidad de los productores mexicanos para realizar obras de mayor calidad y potencial de ser comercializadas en el exterior, pues actualmente un número reducido de ellas se exporta con éxito y también un número reducido es rentable en términos económicos. Se reconoce que las políticas públicas deben tomar en cuenta que, además de los beneficios económicos directos para los productores, la industria cinematográfica tiene una gran cantidad de efectos directos e indirectos en materia de empleo, inversión y adquisición de bienes y servicios, además de su valor intangible como mecanismo para fortalecer valores, cultura e identidad nacional, así como de difusión cultural y promoción en el extranjero".
En distribución y exhibición de películas, el oligopolio conformado por 20th Century Fox, Disney, Sony, Warner Brothers, Universal y Paramount acapara 90 por ciento del total mundial. En 2009, éstas representaron 73 por ciento de los ingresos de taquilla en México (578 millones de dólares). Además, los gustos de los espectadores moldeados según el estilo de Hollywood y el potencial de ganancia para las empresas exhibidoras hacen que las distribuidoras de cine extranjero independiente o de cine mexicano se repartan tan sólo 27 por ciento restante de los ingresos de taquilla del cine en México, país que en 2009 se ubicó en el quinto lugar mundial en términos de asistencia, con 180 millones de boletos vendidos, sólo por debajo de India, Estados Unidos, China y Francia. En el mismo año, Cinépolis atrajo 57.3 por ciento de los espectadores mexicanos, Cinemex 15.1, MM Cinemas 12.5 y Cinemark 6.8.
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