Oaxaca nuevamente en llamas, otra vez con una represión a profesores en la plaza central de la capital como detonante de movilizaciones y confrontación con el gobernante en turno. La primera vez, 2006, contra el mandatario local (URO) que por sí mismo sostuvo la batalla contra profesores y la creciente APPO y que en el tramo final recibió el apoyo del foxismo en consulta con el calderonismo en vías de hacerse del poder. Ahora, con un gobernador que generó esperanza en algunos segmentos necesitados de creer en las posibilidades de un cambio institucional (no en esta columna, donde siempre se le caracterizó como lo que ahora demuestra ser) pero que gradualmente se fue develando como un político rehén de los compromisos, los favores recibidos, las reglas de las camarillas, el camaleonismo, la claudicación ante el pactadamente intocado Ulises Ruiz y la falta de congruencia.
La presencia de Calderón y la torpeza de Cué revivieron escenas de 2006 e hicieron que asomaran algunos de los segmentos mejor organizados que formaron parte de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). La fuerza numérica que vertebró entonces, y ahora, la protesta pública, proviene de los profesores que forman parte del SNTE pero no obedecen a la línea de Elba Esther Gordillo. Además de esa lucha gremial, que sube y baja el nivel de su participación conforme van siendo satisfechos sus reclamos específicos, existen en Oaxaca diversas formaciones de corte social, algunas de ellas con una claridad analítica que les permite desestimar lo electoral, y un sustrato popular insatisfecho con los procesos institucionales de "atención" a sus demandas.
La conjunción de esos ingredientes genera procesos como el que se está anunciando en Oaxaca, con paros escolares, asamblea estatal de la sección 22 del SNTE y manifestaciones públicas pero también barricadas, bloqueos carreteros y la pretensión de extender la inconformidad por todo el estado. Ya se verá si las llamaradas de ayer acaban apagándose en las negociaciones gremiales y la restitución de la "esperanza en el cambio" a través de Gabino o significan el inicio de una segunda etapa del movimiento social de 2006 que parecía haber acabado en ganancia electoral para aliancismos tibios.
La ebullición oaxaqueña se produjo el mismo día en que otro tipo de movilización social sumaba su peso a un desenlace insólito: una especie de sentencia de muerte profesional contra una periodista con alto sentido de independencia respecto al poder fue revertida en un proceso con alta carga de intereses empresariales en juego (no solamente el interés de la familia Vargas en la obtención de concesiones largamente frenadas por la discrecionalidad de Los Pinos, sino también las relaciones sustantivas entre MVS y Carlos Slim, con el telón de fondo de la búsqueda de una tercera opción televisiva –¿TeleCarso?– que hasta ahora ha impedido Calderón en contubernio con Televisa y Televisión Azteca).
Carmen Aristegui retomará este lunes su lugar matutino frente a los micrófonos de MVS luego de haber planteado una pregunta al jefe formal del gobierno mexicano respecto a su presunto alcoholismo (lo que provocó en Los Pinos una reacción desmesurada, un berrinche, según la propia Aristegui, que habría condicionado a los Vargas a optar entre su búsqueda de las famosas concesiones o la cabeza de la periodista molesta para el poder que las otorga), lo que ya en sí es un gran logro. Pero, además, la respetada periodista emerge luego de haber dado un posicionamiento público en el que develó la naturaleza de las relaciones entre el periodismo electrónico y el poder ejecutivo federal y en particular el talante represivo de su actual detentador, el licenciado Calderón.
En la infrecuente victoria periodística, el espectro de comunicación directa y veloz que constituyen Facebook y, sobre todo, Twitter, jugó un papel importante, aunque no decisorio, pues se ha de insistir aquí que la resolución final tuvo en cuenta más factores empresariales que de interés popular o de "lucha" social. Vía libre de comunicación y organización, las redes sociales, co- mo se acostumbra llamarlas, impidieron que esta vez, como años atrás, en W Radio, el golpe contra la periodista quedara recluido en las paredes bajo control de los medios tradicionales. Además de esas nuevas cajas internéticas de resonancia, y debido a ellas, en esta ocasión se produjeron manifestaciones públicas que dieron simbólica cuenta de la irritación que produjeron las acciones de Los Pinos y MVS contra la famosa comunicadora.
La jornada de ayer tuvo otro elemento altamente perturbador. El asesinato de un agente estadunidense en las cercanías de la ciudad de San Luis Potosí da mayores argumentos a los planteamientos de abierto intervencionismo que desde el poder gringo se han venido dando a cuenta de la peligrosidad extendida que el calderonismo ha instaurado en un país fuera de control, a los ojos de la Casa Blanca y el Pentágono. Calderón sometido a presión estadunidense a la que dio descuadrada respuesta el Día de la Fuerza Aérea, cuando aseguró que los militares mexicanos no invaden ni ambicionan apoderarse de recursos de otra índole: lo dijo Felipe para que lo entendiera Sam. Y también bombardeado por el oportunista Sarkozy, que aprovecha las fallas de la justicia mexicana marca García Luna para tratar de conseguir bonos electorales.
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